Durante estas últimas dos décadas he dedicado mi practica
profesional esencialmente al litigio y de manera concreta al litigio complejo.
Si bien algunos de tales casos han tenido relación con derechos humanos y por
lo tanto juicios contra el Estado, otros en su gran mayoría, se han encontrado involucrados entes
privados. En todos, la complejidad de los casos ha sido el denominador común.
La complejidad en el litigio está dado esencialmente por
los siguientes elementos, el número de
involucrados, la cantidad de partes, el monto en discusión y la multiplicidad
de procesos o juicios. El desafío frente
a este tipo de casos en general es la estrategia para enfrentarlos.
En primer lugar, como abogados, debemos realizar un diagnóstico preliminar
del conflicto, para identificar la potencialidad de la complejidad. En efecto,
no todo caso de litigio complejo, nace como tal sin embargo, debemos tener la
capacidad para identificar siempre la posibilidad de que se torne en complejo.
En el evento tanto del inicio de acciones dentro de un caso
de litigio complejo como en la defensa frente a acciones propuestas, resulta
fundamental la planificación. En efecto, ningún aspecto puede dejarse de
considerar o analizar, mantener el control de los procesos en todo momento es
crucial. Evidentemente, esto implica
además contar con un equipo que trabaje de manera coordinada.
La planificación de una estrategia para un caso de litigio
complejo incluye necesariamente el manejo de tres tipos de estrategias. En
primer lugar una estrategia de comunicación. En segundo lugar, una estrategia
política y en tercer lugar los aspectos legales o jurídicos. Para cada área se
debe contar con un equipo independiente que a su vez trabajen de manera
coordinada con las restantes áreas.
En el caso del equipo legal resulta fundamental contar con
abogados que sean capaces de trabajar bajo el liderazgo de uno de sus
miembros. Debe existir una alta cohesión entre los miembros y el compromiso con
el caso debe ser constante en el tiempo. Además, la disciplina para seguir un
plan resulta fundamental.
De igual manera, los miembros del equipo y quien lidere al
equipo debe mantener una mente abierta para conducir un constante aprendizaje,
no sólo en lo jurídico sino también en aspectos ajenos al Derecho, pues no son
pocas las ocasiones en que cuestiones científicas o técnicas son determinantes
para la decisión del proceso.
Finalmente, se debe tener en cuenta que un litigio complejo
es esencialmente costoso y no solo económicamente. No son pocas las
circunstancias en que los líderes de los equipos se tornan en blanco visible de
la contraparte y debe por ello enfrentar ataques que van más allá de lo jurídico.