miércoles, 1 de enero de 2014

YA SON 20 AÑOS




Hoy hace dos décadas se produjo el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, México y con ello se atrajo la atención internacional sobre la situación de los pueblos indígenas en tal Estado.  Ese mismo día el 1 de enero de 1994 inicié mi lucha por la defensa de los derechos humanos,   en todo caso  ese día aún no sabía que ese sería mi destino y compromiso de vida.

Unas semanas antes había recibido la carta de aceptación a la maestría en Estudios Legales Internacionales en American University, Washington,  las clases se me indicaba iniciaban en 10 de enero. Por más de una razón me vi obligado a viajar el primer día del  año.  El día mismo de mi llegada, por coincidencia, conocí a un joven abogado graduado en Harvard y defensor público, nunca imaginé que conjuntamente con él, Steven Donziger,  años más tarde, trabajaría en defensa de más de 30 mil personas víctimas de la contaminación ambiental causada por una gigante empresa petrolera.

Pocos días después de mi llegada y aún esperando el inicio de clases,  mi amigo Will Harrell, a quien había conocido en Quito,  me invitó a trabajar como voluntario en una ONG dedicada a la defensa de los Derechos Humanos en Guatemala, la misma que era en ese entonces dirigida por el guatemalteco Frank La Rue. Desde un inicio disfruté del trabajo y las profundas discusiones que sobre Derechos Humanos, política y la necesidad de alcanzar para  Guatemala una paz construida sobre la igualdad y respeto a los derechos de todas las personas y de los pueblos indígenas que durante décadas habían sido  brutalmente perseguidos en el país centroamericano. Will y  Frank ciertamente marcaron mi compromiso con la defensa de los  perseguidos y oprimidos.

Fui afortunado al encontrar a estos amigos, que no dudaron en compartir sus experiencias y conocimientos con generosidad. Sin embargo,  en este medio también estuvo mi gran amigo Xavier Mena con quien pudimos explorar y entender el funcionamiento, en la realidad, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El, en ese momento, era becario ante este organismo internacional.  Su presencia en la CIDH fue determinante para que aquella se fijare en la situación de los derechos humanos en Ecuador y para que realice la primera y única visita “in loco” al Ecuador en noviembre de 1994.

Una vez iniciadas las clases, conocí a dos grandes maestros, Nell Newton de quien aprendí sobre el entonces emergente Derecho Internacional de los Pueblos Indígenas pero sobre todo despertó en mí la curiosidad sobre esta apasionante área del Derecho Internacional. El segundo fue Rick Wilson con quien tuve el grato honor de trabajar  en la Clínica de Derechos Humanos del Washington College of Law, gracias a él no sólo aprendí sobre  la litigación de impacto sino también sobre el método de educación clínica para la enseñanza del Derecho.

Con el inicio de las clases llegaron los compañeros y amigos de la lucha,  Claudia, Diego, Martín, Francoise, Antonio, Robert entre otros tantos con quienes iniciamos importantes proyectos que aún subsisten hasta el día de hoy. Son ellos, con quienes aprendí a defender los derechos humanos con pasión y compromiso.  Cada conversación y discusión sirvió para el establecimiento de cimientos que hoy me permiten seguir en la defensa de los derechos humanos.

De todo esto han transcurrido ya dos décadas, las amistades siguen ahí el trabajo por los derechos humanos no ha cesado, pero seguramente nada de esto no habría sido posible sin contar con estos grandes amigos. He sido afortunado en este viaje que lo inicié el 1 de enero de 1994.