martes, 10 de diciembre de 2013

COMO UN BANCO DE TRES PATAS


Un colega me comentó que en mi último artículo mostraba intolerancia hacia la inexperiencia, yo le contesté que por el contrario tengo un profundo respeto por la inexperiencia, pues a la larga todos en más de una medida carecemos de experiencia. Sin embargo, creo que la arrogancia ciertamente no contribuye a un buen trabajo profesional.  Mientras nos vemos a nosotros mismos como inexpertos no perdemos interés por crecer y aprender. El arrogante, cree saber todo y desprecia al nuevo conocimiento.

La realidad que debemos enfrentar los profesionales del Derecho se encuentra en constante cambio, no sólo por la promulgación de nuevas normas, sino que además las necesidades sociales de orden siempre están en evolución. Los jueces y autoridades administrativas de manera permanente atienden y resuelven situaciones concretas, tanto en las relaciones entre particulares como en aquellas entre éstas y el Estado. Los hechos que le son sometidos a decisión son en general diversos y por ello los resultados variados.

La variedad en los resultados no siempre es entendida por todos los abogados.  Inclusive en alguna ocasión escuché a un colega afirmar con seguridad que el Derecho era una ciencia exacta, como las matemáticas.  En mi opinión esto no es acertado, pues en la práctica cada caso es distinto y pese a existir similitudes, con frecuencia las diferencias en los hechos o la prueba de los mismos son determinantes al momento de resolverse.

Además de lo indicado,  el resultado en un caso concreto está con frecuencia atado a la visión que pueda tener el profesional a quien se le encargue el asunto. No todos los profesionales enfrentan los problemas de la misma manera, pero sin duda alguna lo determinante en el enfoque con frecuencia está en la identificación de las debilidades y las amenazas que existen en cada caso individualmente considerado.  En mi experiencia, esta capacidad se desarrolla a lo largo de años de ejercicio profesional. La calma, paciencia y cierto grado de frialdad son las cualidades que confieren los años.

En virtud de lo expresado, en nuestra práctica profesional dentro de Quevedo & Ponce, a nuestros asociados y pasantes les decimos que cada caso se asienta como un banco con tres patas.  La primera constituida por el Derecho, la segunda  son los casos análogos y la tercera “las canas”, es decir la experiencia de los socios o de cualquier otro profesional con similares conocimientos.  Resulta interesante, señalar que inclusive nuestros socios con amplia experiencia también aplican la misma fórmula. Evidentemente este ejercicio requiere no sólo de disciplina y rigurosidad en el método, sino también la modestia para aprender todos los días.

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